Es normal sentir emociones como el miedo, la ansiedad y el estrés en el cáncer ante el diagnóstico. Puedes aprender formas de gestionarlo.
No existe una manera correcta o incorrecta de cómo sentirse cuando tienes cáncer o la persona cercana lo tiene. Todos afrontamos las situaciones de diferente forma, a nuestra manera y mucho depende de las circunstancias sobre cómo se ha desarrollado nuestra vida, nuestras vivencias y habilidades.
Puedes sentirte irritado, con problemas de sueño/descanso, sin ganas de comer ni de socializar y dificultades para concentrarte. Es normal y puedes hacer algo mientras encuentras un profesional del Acompañamiento Oncológico o un psico-oncólogo.
Por qué sucede: Cuando nos encontramos frente a una situación estresante o aterradora como puede ser el diagnóstico de cáncer, el cuerpo entra en acción liberando adrenalina que prepara el organismo para enfrentarse al estrés, es lo que se conoce como la respuesta de lucha o huida. Es lo que te impulsa a apartarte de un salto para evitar ser atropellado por un coche que aparece de la nada.
La adrenalina acelera las funciones del cuerpo: el corazón late más rápido y los músculos se tensan. Sin embargo, esta respuesta natural que debería protegernos puede volverse en nuestra contra. Cuanto más te preocupas, más probable es que se active tu respuesta de lucha y huida, lo que aumenta los síntomas. Esto puede desencadenar un círculo vicioso, haciéndote sentir que no tienes control sobre la situación. Pero no siempre es posible huir de los problemas: hay que aprender a afrontarlos y gestionarlos.
La ansiedad es un sentimiento de preocupación o malestar y miedo de que algo malo vaya a suceder, indica que estamos viviendo en un futuro que desconocemos
Hoy te comparto técnicas de cuerpo-mente que te pueden ayudar:
Ejercicios de relajación y respiración, respirar lenta y conscientemente ayuda a relajar los músculos y el cuerpo
La meditación de atención plena, centrando la mente en una sola cosa, como la respiración, el cuerpo o un objeto. Cualquier persona puede meditar. Es sencillo y puedes comenzar por un minuto. Significa tener más consciencia del momento presente, el momento que dedicas a esta práctica.
Existen muchas formas de meditación, que se pueden realizar sentado, acostado o caminando. Es importante evitar los pensamientos que llenan tu mente y te causan estrés, es decir, cuando evitamos algo lo hacemos más fuerte «Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma Carl Jung», lo importante es reconocerlos y dejarlos pasar, es decir, sé que están ahí pero ahora me doy tiempo para mi, para este momento de descansar mi cuerpo y mente. Este proceso puede mejorar tu bienestar muchísimo físico y emocional. Puedes observar tus pensamientos y sentimientos, pero debes dejarlos pasar sin emitir ningún juicio.
La meditación puede ayudarte a aprender a mantenerte centrado y a conservar la paz interior. Sus beneficios no terminan cuando dejamos la sesión de meditación. La meditación ayuda a pasar el día de manera más calmada y a controlar los síntomas de algunas enfermedades.
Formas de meditar:
Meditación guiada. A veces llamada visualización guiada o visualización. Consiste en crear imágenes mentales para ayudarte a relajar.
Mejora cuando añades los sentidos como el olfato, el tacto el sonido o la vista. Esto incluye visualizar cosas que puedes oler, ver, escuchar y sentir.
Meditación con mantra. En este tipo de meditación, repites una palabra, un pensamiento o una frase ya preparada que refuerzan el objetivo.
Las imágenes guiadas combinan la respiración profunda y la meditación mientras imaginas una escena o un entorno tranquilo. A algunas personas les gusta tocar música suave o sonidos de la naturaleza mientras practican. Otros prefieren el silencio.
La meditación de atención plena es un tipo de meditación más estructurada para afrontar las emociones. Implica tomar conciencia de cada momento sin juzgarlo ni la necesidad de cambiarlo.
Practica estos pasos:
Respiración Profunda: Es una técnica perfecta siempre, ya que respirar es una acto natural. Concéntrate en tu respiración, sintiéndola y escuchándola mientras inhalas y exhalas por la nariz. Hazlo de manera profunda y lenta, y cuando tu mente divague, regresa suavemente a prestar atención a tu respiración.
Observación Corporal: Dirige tu atención a cada parte de tu cuerpo. Toma conciencia de las sensaciones que experimentas en cada zona, ya sea dolor, tensión, calidez o relajación.
Andar Consciente: Caminar y meditar es una gran ayuda para relajarte. Hazlo a un ritmo lento, concentrándote en cada movimiento de tus piernas y pies, sin preocuparte hacia dónde vas. Presta atención a lo que sientes, ves, escuchas y hueles a tu alrededor.
Oración: La oración es una forma de meditación muy conocida y practicada. Puedes orar con tus propias palabras o leer oraciones escritas por otras personas.
Lectura, escritura y Reflexión: Leer y reflexionar sobre su significado. También puedes escribir en un diario y compartir tus pensamientos con un amigo o líder espiritual.
Meditación de Amor y Bondad: En esta práctica, piensa en los demás con sentimientos de amor, compasión y bondad, lo que puede fortalecer tu conexión con los demás.
¡Y recuerda!:
- No te juzgues por cómo meditas, ya que esto puede generarte más estrés. La meditación requiere práctica.
- Es normal que tu mente divague durante la meditación. Simplemente vuelve suavemente a tu punto de enfoque.
- Prueba diferentes tipos de meditación para encontrar la que mejor se adapta a ti en cada momento. A mi me funciona la respiración y la coherencia cardíaca
- No hay una forma correcta o incorrecta de meditar, lo importante es que te ayude a reducir el estrés y sentirte mejor en general.
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