“Cuando te pido que me escuches y empiezas a darme consejos es que no has hecho lo que te pedí.
Cuando te pido que me escuches y empiezas a decirme por qué no debería sentirme así, estás pisoteando mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches y sientes que tienes que hacer algo para resolver mi problema, me has fallado, por extraño que parezca.
¡Escuchar!
Lo único que te pido es que me escuches.
No hables ni hagas, sólo escúchame.
Puedo hacerlo por mí mismo. No estoy indefenso. Quizás desanimado y vacilante, pero no impotente.
Cuando haces algo por mí que puedo y necesito hacer por mí mismo, alimentas mi miedo y mi debilidad. Pero cuando aceptas sencillamente que estoy sintiendo lo que siento, por irracional que creas que es, entonces no tengo por qué tratar de hacerte
comprender más, y tengo que empezar a descubrir lo que hay dentro de mí, qué hay detrás de este sentimiento.
Y cuando eso está claro, las respuestas son obvias y no necesito consejos.
Los sentimientos irracionales tienen sentido cuando entendemos lo que hay detrás de ellos.
Quizás por eso la oración funciona, a veces, para algunas personas porque Dios es mudo y no da consejos ni intenta arreglar las cosas.
Él «simplemente escucha y te deja resolverlo por ti mismo».
Así que por favor escucha y sólo escúchame. Y si quieres hablar espera un minuto tu turno; Y te escucharé.
*Anónimo: “Escuche” se encontró en el libro de David Bailey y Sharon Dreyer, Care of the mentally ill (1977).
La escucha es una habilidad fundamental del Acompañamiento Oncológico
Existe una diferencia entre escuchar y oír. Es muy importante ser un oyente activo, para que la otra persona se sienta escuchada, respetada y valorada.
- Revisa tu lenguaje corporal
- Utiliza su lenguaje y haz preguntas aclaratorias
- Valida sus sentimientos
“El amor no es un estado de cuidado perfecto. Es un sustantivo activo como lucha. Amar a alguien es esforzarse por aceptar a esa persona exactamente como es, aquí y ahora”. Fred Rogers