El focusing es una técnica que combina el autoconocimiento con el enfoque en las sensaciones corporales. Desarrollada por el psicoterapeuta Eugene Gendlin, colega de Carl Rogers, esta técnica parte de la premisa de que el cuerpo guarda una sabiduría única, capaz de revelarnos insights emocionales que, muchas veces, la mente consciente no alcanza a procesar por sí misma, nos ayuda a conectar con la “sensación sentida“.
En su esencia, el focusing permite que las personas se conecten con sus emociones y sensaciones internas de una manera profunda y respetuosa. En lugar de racionalizar o evitar lo que sentimos, nos invita a detenernos, a escuchar nuestro cuerpo y a explorar esas sensaciones con curiosidad y sin juicio ni crítica. Esto nos ayuda a desenterrar emociones y patrones inconscientes, facilitando una mayor claridad emocional.
En el contexto oncológico, es especialmente útil porque muchas emociones difíciles como el miedo, la tristeza o la impotencia tienden a quedar atrapadas en el cuerpo, sin encontrar una salida saludable. El focusing ofrece una vía para liberar esas emociones, permitiendo a los pacientes, familiares y acompañantes procesar de manera más clara lo que están viviendo.
Focusing y la PNL en el acompañamiento oncológico
La Programación Neurolingüística (PNL) también se enfoca en cómo nuestros pensamientos y creencias influyen en nuestras emociones y comportamientos. Al integrarse con el focusing, la PNL ayuda a descubrir las creencias subyacentes que generan el malestar en el cuerpo. En el contexto del cáncer, estas creencias pueden incluir miedos profundos relacionados con la enfermedad, el futuro o la percepción de vulnerabilidad.
El focusing, al enfocarse en las sensaciones físicas, actúa como una lupa que nos permite acceder a estas emociones y creencias de manera más directa. Por ejemplo, un paciente puede experimentar una sensación de opresión en el pecho cada vez que piensa en su tratamiento. Al aplicar el focusing, se puede explorar esa opresión y descubrir, tal vez, que detrás de ella está el miedo a perder el control o la incertidumbre sobre su futuro. Al identificar y procesar esas emociones desde un lugar de comprensión corporal, las técnicas de PNL pueden intervenir para reprogramar la respuesta emocional y generar una nueva forma de afrontamiento, más resiliente y constructiva.
Relación con otras técnicas en el contexto oncológico
El focusing es especialmente útil cuando se combina con otras técnicas psicológicas utilizadas en el acompañamiento oncológico, como las técnicas de inteligencia emocional que ayudan a gestionar las emociones y tomar conciencia de pensamientos imprecisos o limitantes o el mindfulness al profundizar y concentrar en lo que el cuerpo está experimentando, permitiendo que las emociones bloqueadas salgan a la superficie.
En la práctica, muchos pacientes oncológicos tienden a desconectarse de sus cuerpos debido a los cambios físicos y emocionales que experimentan, lo que aumenta su sensación de aislamiento o angustia. El focusing invita a reconectar con el cuerpo desde la empatía, facilitando una relación más amorosa y de aceptación hacia uno mismo, algo fundamental para la salud mental y emocional.
La fusión del focusing con la PNL y otras técnicas nos permite comprender nuestras emociones a un nivel más profundo y transformar nuestros patrones de pensamiento y comportamiento de una manera que sea auténtica y duradera.
Aplicación del focusing en el acompañamiento oncológico
El focusing puede utilizarse de manera efectiva tanto con pacientes como con sus acompañantes. En una sesión de acompañamiento oncológico, el coach o terapeuta puede guiar al paciente o familiar a través del proceso de focusing para ayudarles a explorar y procesar las emociones que siente.
Por ejemplo, un paciente podría sentir una sensación de «peso» en los hombros cuando habla de su diagnóstico. A través del focusing, se le puede guiar para que observe esa sensación y le dé un espacio para «hablar». Al preguntarle a ese peso qué significa o qué está tratando de comunicar, el paciente podría descubrir que esa sensación está relacionada con la carga emocional de no querer preocupar a sus seres queridos. Al hacer este descubrimiento, se abre la puerta para trabajar más profundamente esas emociones, ayudando a la persona que acompañamos a ver opciones para aliviarlas.
El focusing nos contacta con nuestras emociones y sensaciones físicas a través de la experiencia sentida.
Una vez somos conscientes de ello, concretamos los siguientes pasos para realizar ese cambio saludable.
El cambio tiene que darse tanto en el cuerpo como en la mente. El cuerpo aporta más información en el proceso del cambio que la mente.
Ejercicio de focusing para acompañantes oncológicos
A continuación, te propongo un ejercicio sencillo de focusing que puedes realizar tanto si eres un paciente oncológico como si estás acompañando a un ser querido:
1. Encuentra un lugar tranquilo: Busca un espacio donde puedas estar en calma, sin interrupciones. Siéntate cómodamente y cierra los ojos.
2. Conecta con tu cuerpo: Haz unas respiraciones profundas y lleva tu atención a tu cuerpo. Nota cualquier sensación física que puedas estar experimentando. No intentes cambiarla, solo obsérvala.
3. Elige una situación: Piensa en un aspecto relacionado con el cáncer o el acompañamiento que te cause malestar o preocupación. Puede ser el tratamiento, el diagnóstico o la situación de un ser querido.
4. Observa la sensación física: Ahora, presta atención a cómo esa situación se siente en tu cuerpo. ¿Hay alguna parte de tu cuerpo que esté reaccionando? Quizás una presión en el pecho, un nudo en el estómago o una tensión en los hombros.
5. Ponle un nombre: Intenta describir esa sensación con una palabra, imagen o frase. Puede ser algo como “opresión”, “peso” o “rigidez”.
6. Pregunta y escucha: Pregúntale a esa sensación: “¿Qué es lo que necesitas decirme?”. No trates de adivinar la respuesta, simplemente escucha y deja que la sensación exprese lo que necesita.
7. Recibe con amabilidad: Acepta lo que surja sin juzgarlo. Puede que obtengas una respuesta clara o simplemente una sensación de alivio. Sea cual sea el resultado, agradece a tu cuerpo por comunicar lo que siente.
El focusing, cuando se utiliza en el acompañamiento oncológico, ofrece una forma profunda y efectiva de gestionar las emociones que a menudo quedan bloqueadas en el cuerpo. Al trabajar en conjunto con técnicas como la PNL y otras herramientas, ayuda a los acompañados o coachees y también al propio profesional del acompañamiento a liberar cargas emocionales y encontrar una mayor claridad y paz interna.
En Brulemoción, creemos en la importancia de escuchar tanto a la mente como al cuerpo. El focusing es una de las muchas herramientas que utilizamos para ayudar a las personas a reconectar consigo mismas y enfrentar los desafíos emocionales que acompaña al cáncer de una manera más saludable y empoderada.
Si deseas aprender más sobre esta técnica o cómo integrarla en tu proceso de acompañamiento, te invitamos a nuestras formaciones especializadas en acompañamiento y coaching oncológico.
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