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Cómo Nuestra Postura Influye en las Emociones y el Papel del Cerebro

11/12/2024

Un Camino hacia el Bienestar

Hace poco, escuchaba a Nazareth Castellanos y me di cuenta de algo muy importante: nuestra postura no es solo una posición física. Es mucho más que eso, especialmente cuando hablamos de Acompañamiento y Coaching Oncológico. El cuerpo y la mente están profundamente conectados, y la postura juega un papel clave en cómo nos sentimos emocionalmente. Nuestro cerebro, esa increíble máquina que controla nuestras emociones y reacciones, interpreta nuestra postura para ayudarnos a comprender quiénes somos y cómo nos enfrentamos a la vida. Lo que quizás no sabías es que cambiar nuestra postura puede ser una herramienta poderosa para gestionar las emociones, mejorar el bienestar y transformar la forma en que vivimos nuestras experiencias.

Cómo el Cerebro Percibe la Postura y las Emociones

El cerebro no solo procesa los pensamientos y emociones de manera consciente, sino que también recibe información constante sobre cómo está nuestro cuerpo. Antonio Damásio, neurocientífico, dice: «El cuerpo ya sabe lo que el cerebro aún no se ha dado cuenta». Esto significa que el cuerpo recibe señales de nuestras emociones antes de que las procesamos conscientemente.

Cuando adoptamos una postura cerrada, como encorvar los hombros o mirar hacia abajo, nuestro cerebro interpreta que estamos en una posición vulnerable, activando respuestas emocionales como miedo o tristeza. En cambio, si adoptamos una postura erguida y abierta, le estamos enviando señales de seguridad y calma, lo que favorece un estado emocional más equilibrado y positivo.

la forma en la que respiramos influye en las partes del cerebro que participan en la atención, la memoria y en el proceso de las emociones. Respirar por la nariz activa la capacidad de memoria y de recuerdo, el máximo momento de memoria es aquel en el que estamos inspirando.

La Interocepción y la Propiocepción: Los Sentidos 6 y 7 del Cuerpo

Además de los cinco sentidos tradicionales (vista, oído, olfato, gusto y tacto), nuestro cuerpo tiene dos sentidos más que son fundamentales para conectar con nuestras emociones: la interocepción y la propiocepción.

  • La interocepción es el sentido que nos permite percibir el estado de nuestros órganos internos, como el ritmo del corazón o cómo están funcionando los pulmones.
  • La propiocepción es el sentido que nos ayuda a percibir cómo está nuestro cuerpo en el espacio. Nos da información sobre nuestra postura, el movimiento y las sensaciones en nuestras articulaciones y músculos.

La propiocepción es importante en el acompañamiento emocional, tanto para pacientes como para profesionales, ya que nos permite reconocer cómo nuestra postura influye en nuestras emociones y viceversa. Al ser conscientes de nuestra postura, podemos gestionar mejor nuestras emociones.

El Mapa Corporal en el Cerebro y su Impacto Emocional

Nuestro cerebro tiene una representación de todo el cuerpo, pero no todas las partes del cuerpo tienen la misma «atención» en el cerebro. Por ejemplo, las manos y la cara tienen un área mucho más grande en el cerebro porque son esenciales para nuestra interacción con el entorno.

Cuando adoptamos posturas cerradas o tensas, como pasar muchas horas con los hombros caídos (para los griegos los hombros eran las alas del corazón), alteramos la representación cerebral de nuestro cuerpo. Esto puede afectar nuestra cognición, memoria y estado emocional, haciendo que nuestro cerebro se enfoque en pensamientos negativos, ansiedad o tristeza, y nos cueste recordar cosas positivas.

La Conexión entre Postura, Emoción y Cognición

Estudios han demostrado que nuestra postura no solo afecta nuestras emociones, sino también nuestra capacidad de recordar y pensar. Por ejemplo, si estamos encorvados, es más probable que recordemos cosas negativas. Pero si adoptamos una postura erguida y confiada, nuestra memoria mejora, y somos más propensos a recordar cosas positivas.

Este efecto también se extiende a la gestión del estrés y la ansiedad. Adoptar posturas abiertas o de poder, como sentarse recto o caminar con los hombros hacia atrás, puede reducir la producción de cortisol (la hormona del estrés) y aumentar la producción de hormonas positivas, como la testosterona, ayudándonos a sentirnos más seguros y equilibrados.

Prácticas para Mejorar la Postura y Gestionar las Emociones

  1. Sé consciente de tu postura : Mantén la espalda recta, los hombros relajados y el pecho abierto. Esto envía señales positivas a tu cerebro, ayudándote a sentirte más seguro y con más confianza.
  2. Practica la respiración profunda : Respirar de manera profunda y consciente ayuda a relajar el cuerpo, lo que reduce la tensión emocional y favorece el bienestar general. Práctica yoga y técnicas de respiración, por ejemplo porque, en general no sabemos respirar correctamente.
  3. Haz un escaneo corporal diario : Tómate un momento para revisar cómo está tu cuerpo. ¿Estás tenso? ¿Alguna parte de tu cuerpo te está enviando señales de incomodidad emocional? Al ser consciente de esto, puedes corregir tu postura y liberar tensiones.
  4. Observa tus expresiones faciales : Tu cara tiene una gran influencia en tus emociones. Si tu cara está relajada y sonriente, es más probable que sientas emociones positivas. Si tu rostro está fruncido, tu cerebro puede activar emociones de frustración o tristeza.

“El cuerpo es una bisagra que nos permite migrar de un estado a otro. Así como el cerebro interpreta la postura para inferir en nuestro estado, un cambio de postura puede contribuir a volcar una situación” – Nazareth Castellanos

Habitar el Cuerpo para Potenciar el Bienestar

Tanto para acompañantes, coaches como para pacientes y sus familias, entender cómo nuestra postura influye en nuestras emociones es una herramienta valiosa en el acompañamiento emocional. Sabemos, gracias a la neurociencia, que nuestra postura no solo refleja cómo nos sentimos, sino que también influye en cómo nos sentimos.

Prestar atención a nuestra postura, a la respiración y a las señales que nos da el cuerpo, nos ayuda a estar más conectados con nuestras emociones y gestionarlas de forma más efectiva. Para los pacientes y sus familias, esto es un recordatorio de que el cuerpo tiene un papel fundamental en el proceso emocional. Y para los acompañantes y coaches, esto se convierte en una herramienta práctica para ayudar a los demás a mejorar su bienestar emocional, enseñándoles a utilizar su cuerpo de manera consciente para promover la calma, la resiliencia y el equilibrio.

En Brulemoción, creemos firmemente que cada interacción cuenta.

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