En el acompañamiento emocional y oncológico, muchas veces observamos que los pacientes y familiares quedan en silencio, conectando con sensaciones, recuerdos o emociones profundas. Este estado puede parecer inactivo, pero en realidad es un proceso de integración esencial. Saber no interrumpir en sesiones de acompañamiento permite que las emociones emerjan y se procesen de manera natural, evitando bloqueos y fomentando la autocompasión.
Qué significa “no interrumpir en sesiones de acompañamiento”
No interrumpir no implica pasividad. Significa mantener una presencia atenta y respetuosa, confiando en que tu acompañante tiene la capacidad de conectar con lo que necesita procesar. Interrumpir con preguntas constantes puede generar:
- Bloqueo de emociones y recuerdos.
- Necesidad de verbalizar y racionalizar lo que surge, desviando la atención de su experiencia interna.
- Reducción de la profundidad del trabajo somático o emocional.
En palabras de profesionales del enfoque somático, “la necesidad del acompañante de intervenir puede convertirse en una interferencia, por muy inconsciente que sea”.
Por qué el silencio es tan poderoso
El silencio permite que:
- La persona explore sus emociones a su propio ritmo.
- El sistema nervioso procese experiencias complejas sin presiones externas.
- Surjan imágenes, sensaciones y emociones de manera espontánea, sin necesidad de verbalización inmediata.
En el contexto oncológico, donde se manejan emociones intensas como miedo, tristeza, rabia o culpa, sostener el silencio y la presencia consciente favorece la integración emocional y protege la energía del acompañante y del acompañado.
Claves para acompañar sin interrumpir
1. Observa sin intervenir
Mantén contacto visual suave, postura relajada y respiración consciente. Tu presencia ya es un acto de acompañamiento.
2. Confía en el proceso del paciente
Evita la urgencia de guiar cada emoción o pensamiento. Confiar permite que el paciente, expaciente o familiar explore sin interferencias.
3. Evita preguntas excesivas
Una pregunta bien colocada puede ser suficiente; no sobrecargues con indagaciones constantes.
4. Sostén el silencio
Aprender a tolerar la incomodidad del silencio es clave. Ese espacio es donde el trabajo profundo ocurre.
5. Reflexiona sobre tus propias necesidades
A veces, la prisa por preguntar refleja tu deseo de control o validación. Reconocerlo te ayuda a acompañar mejor.
Las técnicas de gestión emocional también son muy importantes, fundamentales, para que las trabajen los acompañantes
Beneficios de no interrumpir en sesiones de acompañamiento
- Mayor profundidad emocional y somática.
- Reducción de ansiedad o presión en el paciente, expaciente o familiar.
- Establecimiento de un espacio seguro, confiable y respetuoso.
- Mejora en la relación de confianza entre acompañante y la persona acompañada.
Conclusión
Sostener “la nada” no es inactividad, sino un acto de amor, presencia y respeto hacia el proceso del otro. En acompañamiento oncológico, aprender a no interrumpir permite que los pacientes y familiares exploren, integren y sanen desde su propio ritmo, con autenticidad y profundidad.
La próxima vez que acompañes, recuerda: no hacer de más no es pasividad, es permitir que lo necesario ocurra.
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