En la vulnerabilidad están todas las emociones y sentimientos porque sentir es ser vulnerable., pero en absoluto es una debilidad, es una oportunidad de vivir emociones maravillosas como el amor, la alegría o la creatividad, de vivir desde la empatía, y la autenticidad y aprender a ser resiliente.
Cuando nos quitamos esa armadura que nos hemos puesto, hemos reforzado y nos mantiene en el dolor, la vergüenza o el miedo, aparece la oportunidad de crecer como persona, emocional y mentalmente. La motivación ideal para la vulnerabilidad es la oportunidad de ser real consigo mismo.
Brown describe la vulnerabilidad como «incertidumbre, riesgo y exposición emocional». «Es esa sensación de inestabilidad que tenemos cuando salimos de nuestra zona de confort o hacemos algo que nos obliga a perder el control»
Cuando el cáncer o una enfermedad grave aparece en nuestra vida, nos sentimos vulnerables y, a veces, podemos confundirlo o pensar que es sinónimo de debilidad y no es así. Sentir y reconocer lo que sientes es una fortaleza.
Cuando nos dejamos llevar por el miedo al sentirnos vulnerables, estamos perdiendo muchas oportunidades. Aprender a exponer sentimientos, pensamientos, necesidades y emociones no nos protege sino que nos impide avanzar y encontrar posibilidades y oportunidades de crecimiento, nuevas opciones, aumentar nuestra creatividad, descubrir y potenciar nuestras propias habilidades escondidas, relacionarnos mejor con los demás, aprender a gestionar el proceso que vivimos y sentirnos mejor.
Como siempre, el primer paso es reconocer lo que estamos sintiendo y cómo nos estamos sintiendo.
El miedo a la vulnerabilidad suele surgir de creencias y suposiciones limitantes y equivocadas. Date un tiempo para encontrarlas y reemplázalas por otras más empoderadoras (apóyate recordando éxitos anteriores por pequeños y lejanos que sean). Desarrolla o pide ayuda a un profesional, para tener herramientas y técnicas para gestionar ese miedo que se esconde y poder desarrollar estrategias para superarlo.
Darnos tiempo e ir despacio, paso a paso es fundamental. Seamos muy amables y compasivos con nosotros mismos. Recordemos que reconocer nuestra vulnerabilidad es un acto de valentía y también lo es reconocer nuestros esfuerzos celebrando cada pequeña victoria, cada pequeño logro y ¡¡también los grandes!!
Practicar la autocompasión y el autocuidado emocional es necesario
El coaching en acompañamiento oncológico es de gran ayuda para superar el miedo y la vulnerabilidad, en un ambiente de comprensión y respeto libre de juicios para identificar esos patrones de pensamiento limitante y desafiarlo desarrollando las estrategias adecuadas.
Las técnicas de respiración, visualización, juegos de roles, entre otros, son muy útiles.
Al comprender las causas fundamentales de ese miedo y utilizar estrategias para gestionarlo, podemos aceptar la vulnerabilidad como una fortaleza y abrirnos a nuevas oportunidades de crecimiento y conexión con nosotros mismos.