Hábitos saludables: por qué nos cuesta mantenerlos y cómo crear un cambio real

19/11/2025

Acompañamiento oncológico hábitos saludables cáncer Brulemoción

¿Por qué hablamos tanto de hábitos saludables?

Todos sabemos lo importante que es dormir bien, alimentarnos con equilibrio, mover el cuerpo, meditar o dedicar tiempo al descanso mental. Sin embargo, saberlo no siempre significa hacerlo.

La mayoría de las personas que acompañamos en Brulemoción dicen algo similar a:

“Sé lo que debería hacer… pero no consigo mantenerlo.”

Y ahí está la verdadera pregunta: ¿por qué cuesta tanto sostener un hábito saludable, incluso cuando sabemos que nos hace bien?

En las formaciones se incluyen las clases de nutrición, ejercicio, etc… y conocemos las resistencias que surgen.

El cerebro, la mente y la inercia del hábito

Nuestro cerebro está diseñado para ahorrar energía. Cada vez que repetimos un comportamiento, el cerebro crea una ruta neuronal automática que le permite hacerlo sin pensar demasiado. Eso es útil para conducir, vestirse o lavarse los dientes…
pero también significa que los hábitos poco saludables se vuelven cómodos para el sistema nervioso.

Cuando intentamos cambiar, el cerebro detecta “riesgo”, porque toda novedad implica esfuerzo y gasto energético. Por eso aparece la resistencia, el autosabotaje o la procrastinación. No es falta de voluntad, es un mecanismo de supervivencia.

Por qué los hábitos saludables a veces nos estresan

Paradójicamente, muchas personas se estresan al intentar tener “una vida saludable”. El motivo está en la exigencia interna: queremos hacerlo perfecto.

El pensamiento suele ser este:

“Si no medito todos los días, ya no vale.”
“Si rompo la dieta saludable un día, ya he fracasado.”

Esa rigidez activa el sistema de estrés y provoca culpa. Y la culpa es, justamente, una de las emociones que rompe los hábitos sostenibles. El cambio necesita amabilidad y flexibilidad, no perfección.

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La raíz del cambio: nuestras creencias

Detrás de cada hábito (o de cada intento fallido de mantenerlo) hay una creencia profunda sobre quiénes somos y qué merecemos.

Si dentro de mí vive la creencia “no tengo tiempo para mí”, “no merezco descansar” o “primero están los demás”, mi mente sabotea cualquier intento de autocuidado, porque el cambio entra en conflicto con esa identidad.

Por eso, antes de crear nuevos hábitos, es fundamental trabajar el pensamiento que los sostiene. El hábito es solo la superficie; la creencia es la raíz.

Cambiar el pensamiento y reeducar al cerebro

Los estudios en neuroplasticidad muestran que el cerebro puede cambiar a cualquier edad, pero necesita repetición consciente, emoción positiva y coherencia interna.

Cada vez que eliges un nuevo comportamiento —aunque sea pequeño— estás entrenando una nueva red neuronal. Y si lo haces con amabilidad, sin exigencia, el cerebro lo asocia con placer y no con amenaza.

No se trata de luchar contra lo viejo, sino de fortalecer lo nuevo con paciencia y constancia.

Cómo empezar un nuevo hábito saludable (de verdad)

A continuación, te propongo el Protocolo Brulemoción para crear hábitos desde la conciencia emocional, que puedes aplicar en tu vida o en tus acompañamientos:

1. Empieza por un solo cambio

Elige un hábito sencillo y realista (beber más agua, respirar antes de dormir, escribir tres gratitudes). Cuando el cerebro percibe éxito, libera dopamina y refuerza la motivación.

2. Crea un anclaje emocional

Asocia el nuevo hábito a una emoción o intención positiva. Por ejemplo: “Cuando respiro profundamente, estoy cuidando mi paz.”

3. Diseña un entorno que te ayude

Haz que el hábito sea visible y fácil. Deja la botella de agua a la vista, el cuaderno en la mesita, la esterilla preparada.

4. Sustituye, no elimines

El cerebro entiende mejor “cambio” que “pérdida”. En lugar de “no miraré el móvil por la noche”, piensa: “leeré 5 minutos antes de dormir”.

5. Sé amable contigo

Los hábitos no se rompen, se interrumpen. Y cada día es una nueva oportunidad para retomarlos sin culpa.

Ejercicio consciente: “Tu micro-hábito amable”

  1. Elige un hábito que te gustaría cultivar.
  2. Escríbelo en positivo: “Quiero… y voy a empezar a …” en lugar de “No haré o dejaré de hacer…”.
  3. Describe por qué es importante para ti.
  4. Crea una frase de refuerzo: “Cada vez que elijo este hábito, me estoy cuidando con amor.”
  5. Repite la práctica durante 7 días y observa cómo cambia tu energía emocional.

Reflexión final

Los hábitos saludables no son una lista de deberes, sino actos de amor hacia ti misma. No se trata de disciplina rígida, sino de coherencia interna: hacer lo que sabes que te sienta bien, sin exigencia ni culpa.

Porque cuidar de ti no es un lujo, es una forma de honrar la vida que sostienes, tu cuerpo, tu mente, tu espíritu.

En Brulemoción…

Te ayudamos a transformar el cambio en un proceso amable, consciente y emocionalmente sostenible. Si quieres aprender a acompañarte —y acompañar a otros— en la creación de nuevos hábitos desde la inteligencia emocional, tenemos recursos, formaciones y acompañamiento especializado para que conviertas estos principios en hábitos sólidos.

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