Hoy, primer domingo de mayo, queremos rendir un homenaje muy especial a todas las madres que viven o han vivido el cáncer en su cuerpo, en sus emociones o en el alma.
La maternidad, por sí sola, es un viaje transformador, pero se vuelve profundamente diferente cuando el cáncer aparece. Ya sea en el cuerpo de una misma, en un hijo, en una pérdida o en la memoria, el cáncer cambia la mirada y la experiencia de ser madre.
Desde Brulemoción, hoy no solo celebramos: acompañamos.
Hoy hacemos un homenajes a las Madres que sostienen incluso cuando todo tiemblan:
- A las mamás que están acompañando a sus hijos durante o después de un proceso oncológico.
- A las que ya lo vivieron, pero lo siguen llevando grabado por dentro.
- A las que tienen a sus peques en el cielo y siguen siendo madres cada día.
- A las que han vivido el cáncer en su propio cuerpo y han seguido cuidando, criando, estando.
- A las que ya no están, pero dejaron amor sembrado en cada gesto, en cada mirada, en cada abrazo.
El cáncer transforma la maternidad.
Nos obliga a detenernos, a mirar lo esencial, a sostener sin certezas.
Y, sobre todo, a amar incluso cuando sentimos que no nos quedan fuerzas.
Cuando una madre tiene cáncer cambia lo emocional, lo físico, lo cotidiano…
Recibir un diagnóstico de cáncer siendo madre es un terrible momento que se debe reconocer y acompañar. Compatibilizar tratamientos, visitas médicas, el cansancio extremo y el miedo, con la vida diaria —los deberes, la comida, los cuentos antes de dormir— exige una fuerza invisible que muchas madres ejercen sin aplausos.
Además, como explica la Dra. Lydia Luque, del Instituto Bernabeu, es fundamental hablar de fertilidad antes de comenzar los tratamientos oncológicos, ya que algunos pueden afectarla. Este tipo de decisiones se viven de forma muy distinta cuando el deseo de ser madre (o de volver a serlo) también está en juego.
El valor de sentirse comprendida
El cáncer en la maternidad no solo se trata desde el cuerpo, sino también desde el corazón.
Contar con un espacio emocional seguro, con personas que comprendan lo que estás viviendo, puede marcar la diferencia.
El acompañamiento oncológico, especialmente cuando es entre madres, ofrece alivio, contención y la sensación de no estar sola en medio del caos y el miedo.
Las sesiones grupales o individuales permiten expresarse sin miedo, sentirse sostenida, y recuperar el aire cuando parece que todo asfixia.
Hablar con los hijos, según su edad y comprensión, también es parte del proceso. Evitar la palabra “cáncer” no les protege; acompañarlos con amor y honestidad, sí.
Historias reales, como tantas otras
Jaclyn, madre de dos niñas pequeñas y diagnosticada con cáncer de páncreas en etapa IV, cuenta en su blog Motherhood with a Side of Cancer cómo su diagnóstico le enseñó a ver la vida con otros ojos.
A encontrar alegría en lo cotidiano y a estar más presente que nunca en la crianza de sus hijas.
Como ella, tantas madres en el mundo han vivido procesos que las atraviesan y las transforman… sin dejar de amar ni un solo día.
«El cáncer te cambia la visión y la experiencia de la maternidad.
A mí me enseñó el verdadero significado de ser mamá.»
— Marta Brule
¿Necesitas acompañamiento emocional en tu maternidad oncológica?
Si hoy te has sentido nombrada, no estás sola.
Hoy celebramos y abrazamos a todas las madres. Pero especialmente a ti, que vives la maternidad desde una experiencia tan profunda como a veces invisible.
Si necesitas hablar, sentirte comprendida o buscar apoyo emocional, estamos aquí.
En la Escuela Brulemoción contamos con coaches y acompañantes oncológicos formados, humanos y con alma.
Porque la maternidad con cáncer merece ser mirada, escuchada y acompañada. Siempre.
Aquí estamos. Aquí seguimos. A tu lado.
Con cariño,
Silvia, Marta y el equipo de Brulemoción