Sabemos que el cáncer es una enfermedad que cambia la vida de las personas que la sufren y de sus familiares. Después de terminar el tratamiento, es normal tener miedo a que el cáncer reaparezca o se extienda. Pero este miedo puede impedirte disfrutar del presente y afectar a tu calidad de vida. En este artículo, te explicaremos qué son los miedos irracionales.
El miedo a la recaída puede manifestarse de diferentes formas, como:
– Pensamientos anticipatorios, limitantes y repetitivos sobre la enfermedad, las revisiones, los síntomas, etc.
– Ansiedad, tristeza, irritabilidad, culpa, etc.
– Nerviosismo, taquicardia, insomnio, tensión muscular, etc.
Estos pueden interferir para llevar una vida normal, con bienestar. Por eso, es importante que aprendas a identificarlos, entenderlos y gestionarlos.
Los miedos anticipatorios o disfuncionales son aquellos que se basan en suposiciones o hipótesis sobre lo que puede pasar en el futuro, sin tener en cuenta la evidencia o la probabilidad real de que ocurra. Por ejemplo: “¿Y si el cáncer vuelve?”, “¿Y si no me curan?”, “¿Y si me quedo solo/a?”.
Estos miedos te impiden disfrutar del momento presente, ya que te hacen vivir en un estado de alerta constante y te generan ansiedad y estrés. Además, te impiden ser consciente de los recursos y las fortalezas que tienes para afrontar posibles dificultades.
Para superar estos miedos, es importante que los identifiques, los cuestiones y los sustituyas por pensamientos más adaptativos. Por ejemplo: “No puedo saber lo que pasará en el futuro, pero puedo confiar en mi cuerpo, en mi equipo médico y centrarme en hacer lo necesario para relajarme y vivir el presente”, “Ahora mismo he acabado el tratamiento y estoy en remisión”.
Es importante cambiar esos pensamientos por otros más racionales y beneficiosos, puedes utilizar alguna técnica eficaz para gestionarlos, que te ayude a analizarlos, cuestionar o evaluar su veracidad y reemplazarlos con una visión más constructiva centrada en tu bienestar actual.
Pero ¿Cómo vivir en el presente y disfrutar de la vida?
Vivir en el presente es esencial para superar el miedo anticipatorio. Centrarte en el aquí y ahora te permite descubrir y valorar las pequeñas alegrías de la vida y agradecer cada momento. Vivir en el presente también te ayuda a reducir la ansiedad asociada con el miedo a la recaída o al resultado de unas pruebas ya que te libera de las preocupaciones sobre un futuro desconocido.
Centrarnos en el aquí y ahora nos permite ver y valorar las pequeñas alegrías de la vida y encontrar gratitud en cada momento.
Vivir en el presente también nos ayuda a reducir la ansiedad asociada a esos miedos ya que nos libera de las preocupaciones sobre el futuro.
Para vivir en el presente, puedes practicar la atención plena o mindfulness, una técnica que consiste en prestar atención al momento presente con una actitud abierta, curiosa y sin juicios. El mindfulness te ayudará a calmar tu mente y tu cuerpo, así como a aumentar tu bienestar y tu equilibrio emocional. Presta atención al proceso de la respiración, al ritmo, a la profundidad, a las sensaciones que produce en tu cuerpo. Respira profundamente por la nariz y exhala por la boca, lentamente y con suavidad. Hazlo durante unos minutos y verás cómo te sientes más tranquilo/a.
Otra forma de vivir en el presente es realizar actividades que gusten y te aporten satisfacción, diversión y alegría. Por ejemplo: leer, ver una película, salir con amigos, pasear, etc. Esto te ayuda a distraerte conectando con el presente y recuperando el sentido de tu vida.
Una forma de identificar tus miedos es escribirlos en un papel:
- Identifica tus pensamientos.
- Identifica tus emociones asociadas a esos pensamientos.
- Cuestiona cada pensamiento: ¿Están basados en un hecho concreto o en suposiciones anticipatorias? Escríbelo
- ¿Qué puedes hacer ahora para librarte de ellos? Escribe las opciones, recuerda que siempre hay aunque no les prestemos atención.
Detallar las evidencias que los apoyan o los contradicen te ayudan a ver si tus miedos son racionales o irracionales y si se basan en hechos o en suposiciones.
«La ansiedad atrapa nuestro cerebro. Cuando algo nos preocupa intensamente, nuestro pensamiento se enfoca únicamente en eso. Nos obsesionamos con ello y solo vemos, notamos, sentimos lo que confirma nuestras preocupaciones. Aunque tengamos pruebas objetivas, seguimos buscando más evidencias, porque necesitamos la confirmación de que tenemos razón.»