Adentrarnos en nuestro interior y descubrir lo que está vivo.
Explorar nuestras necesidades básicas que nos mueven a actuar.
Expresar y escuchar más claramente lo que sucede en nuestro interior.
La Comunicación No Violenta (o CNV) es una herramienta poderosa que, a nivel neurológico, activa áreas del cerebro relacionadas con la empatía, la regulación emocional y la resolución de conflictos. Esta metodología, desarrollada por Marshall Rosenberg, no solo tiene un impacto positivo en nuestras relaciones personales, sino que también reconfigura nuestro cerebro, fomentando respuestas más equilibradas y compasivas en situaciones de alta tensión emocional, como el acompañamiento oncológico.
Cuando estamos ante una conversación difícil, el cerebro activa áreas como la amígdala, responsable de la respuesta de «lucha o huida». Si no gestionamos nuestras emociones, podemos reaccionar de forma agresiva o defensiva, lo que agrava la situación.
La Comunicación No Violenta, sin embargo, estimula el córtex prefrontal, el área del cerebro encargado de la toma de decisiones racionales y la empatía. A través de su práctica, aprendemos a pausar, reflexionar y comunicar nuestras necesidades de manera clara y no reactiva, reduciendo el estrés y aumentando la conexión emocional.
no solo transforma las relaciones, sino que también nos ayuda a gestionar el conflicto interno. Permite identificar las necesidades subyacentes detrás de las emociones y convertir el conflicto en una oportunidad de conexión. A nivel neurológico, esta práctica activa áreas del cerebro que nos ayudan a regular el estrés y mejorar la empatía.
La Importancia de la CNV en Acompañamiento Oncológico
Cuando acompañamos a pacientes o familiares en procesos oncológicos, las emociones suelen ser intensas. El miedo, la tristeza, la ansiedad, y en ocasiones la culpa, pueden llevar a que las conversaciones sean emocionalmente cargadas, dificultando la comunicación efectiva. La CNV permite desactivar estas reacciones emocionales automáticas y favorece un espacio donde todas las personas implicadas se sientan escuchadas y comprendidas, lo cual, a nivel neurológico, reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y aumenta la oxitocina (la hormona del bienestar y la conexión).
CNV nos enseña a gestionar conflictos desde la empatía, reconociendo que detrás de cada reacción emocional hay una necesidad no satisfecha, la clave está en aprender a escuchar no solo las palabras de los demás, sino también las emociones detrás de esas palabras
Los Cuatro Pilares de la CNV: Una Reprogramación Cognitiva
- Observación sin juicio: Cuando describimos situaciones sin emitir juicios, activamos el cerebro racional. Esto nos permite ver la realidad tal como es, sin distorsiones emocionales, desactiva el sistema de alarma emocional del cerebro y abre a la empatía..
- Ejemplo: «Noto que cuando te hablo de tu tratamiento, prefieres cambiar de tema.»
- Reconocer sentimientos: Al identificar nuestros sentimientos y los de los demás, accedemos a la autoconciencia emocional y reducimos la activación de la amígdala, lo que nos permite reaccionar con calma.
- Ejemplo: «Estoy preocupado porque noto que te estás alejando emocionalmente.»
- Identificar necesidades: Nuestras emociones son reflejo de necesidades insatisfechas. Reconocerlas nos permite comprender lo que realmente está ocurriendo bajo la superficie de cualquier interacción. Expresar lo que sentimos sin culpar a otras personas nos permite conectar con nuestra vulnerabilidad.
- Ejemplo: «Me doy cuenta de que necesito sentirme más cerca de ti en este momento difícil.» Siento tristeza porque me preocupa no poder apoyarte como me gustaría.»
- Hacer peticiones claras: El cerebro responde mejor a las peticiones que a las exigencias. Las peticiones claras nos ayudan a crear diálogos constructivos. Las peticiones claras, en lugar de exigencias, invitan a la otra persona a colaborar.
- Ejemplo: «¿Podrías contarme cómo te sientes realmente para que podamos enfrentarlo juntos?» «¿Podrías decirme cómo te sientes cuando quieras hablar sobre el tema?»
Marshall Rosenberg, Doctor en psicología clínica y mediador en conflictos nos dice que las palabras pueden conectar a las personas o ser puertas que se cierran. La Comunicación no violenta es el puente que nos ayuda a comunicarnos. Requiere «desaprender» el modo en que lo hacemos para aprender a hacerlo correctamente.
El lenguaje, las emociones y el cuerpo están interrelacionados. En el Acompañamiento Oncológico, las palabras que usamos no solo afectan a los demás, sino también a nosotros mismos. Al cambiar el lenguaje que utilizamos, cambiamos nuestras percepciones internas. Nuestra forma de hablar puede ser evitativa o confrontativa.
Por ejemplo, la frustración y el enfado son parecidas con una función distinta, su «para qué» es diferente
- Ejemplo práctico: Si decimos «Esto es muy difícil y no sé cómo manejarlo», nuestro cerebro reforzará ese patrón de pensamiento. Sin embargo, al decir «Estoy en un momento complicado, pero tengo las herramientas para salir adelante», activamos los circuitos de resiliencia y empoderamiento.
Ejercicio: La práctica del «Check-In Emocional»
Este ejercicio trata de hacer un breve «check-in» diario para conectar con nuestras emociones y necesidades, especialmente útil para quienes acompañan a pacientes oncológicos.
- Encuentra un momento tranquilo al final del día.
- Escribe sobre una situación que haya generado alguna reacción emocional fuerte. Describe lo sucedido utilizando el marco de la CNV:
- ¿Qué observaste?
- ¿Qué sentiste?
- ¿Qué necesidad había detrás de ese sentimiento?
- ¿Qué podrías haber pedido en esa situación?
- Reflexiona sobre cómo este análisis te ayuda a ver la situación de una manera más comprensiva y menos reactiva.
Este ejercicio ayuda a mejorar la autoconciencia emocional y refuerza la habilidad de gestionar los conflictos de una manera más calmada y empática.
La Comunicación No Violenta nos permite conectar de manera más profunda y auténtica, incluso en los momentos más difíciles. Al aplicar sus técnicas en el acompañamiento oncológico, no solo mejoramos la calidad de las interacciones, sino que también generamos cambios en nuestro propio cerebro que fomentan la calma, la compasión y el bienestar emocional. Es por eso que comenzamos a profundizar más en ella en nuestras formaciones.
“La Comunicación No Violenta nos muestra una manera de ser muy honestos, sin críticas, insultos ni menosprecios, y sin ningún diagnóstico intelectual que implique algo equivocado.”— Doctor Marshall B. Rosenberg
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